TEXTO
Pero al fin dejé de
pensar en lo que tan poco me interesaba, y recorriendo con la vista el interior
del coche, examiné uno
por uno a
mis compañeros de
viaje. ¡Cuán distintas
caras y cuán
diversas expresiones! Unos parecen no inquietarse ni lo más mínimo de
los que van a su lado; otros pasan revista al corrillo con impertinente
curiosidad; unos están alegres, otros tristes, aquel bosteza, el de más allá
ríe, y a pesar de
la brevedad del
trayecto, no hay
uno que no desee terminarlo
pronto. Pues entre
los mil fastidios de la existencia,
ninguno aventaja al que consiste en estar una docena de personas mirándose las
caras sin decirse palabra, y contándose recíprocamente sus arrugas, sus
lunares, y este o el otro accidente observado en el rostro o en la ropa.
Es singular
este breve conocimiento
con personas que
no hemos visto
y que probablemente
no volveremos a ver. Al entrar, ya encontramos a alguien; otros vienen
después que estamos allí; unos se marchan, quedándonos nosotros, y por último
también nos vamos. Imitación es esto de la vida humana, en que el nacer y el
morir son como las entradas y salidas a que me refiero, pues van renovando sin
cesar en generaciones de viajeros el pequeño mundo que allí dentro vive.
Entran, salen; nacen, mueren… ¡Cuántos han pasado por aquí antes que nosotros!
¡Cuántos vendrán después!
Y para que la
semejanza sea más completa, también hay un mundo chico de pasiones en miniatura
dentro de aquel cajón. Muchos van allí que se nos antojan excelentes personas,
y nos agrada su aspecto y hasta les vemos salir con disgusto. Otros, por el
contrario, nos revientan desde que les echamos la vista encima: les aborrecemos durante
diez minutos; examinamos
con cierto rencor
sus caracteres frenológicos* y
sentimos verdadero gozo al verles salir. Y en tanto sigue corriendo el
vehículo, remedo de la vida humana; siempre recibiendo y soltando, uniforme,
incansable, majestuoso, insensible a lo que pasa en su interior, sin que le
conmuevan, ni poco ni mucho las mal sofocadas pasioncillas de que es mudo
teatro: siempre corriendo, corriendo sobre las dos interminables paralelas de
hierro, largas y resbaladizas como los siglos.
Benito PÉREZ GALDÓS, La novela en
el tranvía
*Frenológicos:
perteneciente a la Frenología, que fue una escuela psicológica del siglo XIX
que creía que los relieves del cráneo permitían conocer el carácter de una
persona por corresponderse con facultades psíquicas localizadas en zonas
concretas del cerebro.
1. Breve resumen del contenido del texto. (2
puntos)
2. Género literario al
que pertenece el texto (justificar la respuesta)...
3. Estructura del
contenido y principales recursos lingüísticos y literarios. (1 punto)
5. b) Analice
sintácticamente:
Dejé de pensar en lo que tan poco me
interesaba.
RESPUESTAS
1. Resumen: El narrador observa la variedad humana que se congrega en
el coche del tranvía: unos ausentes, otros curiosos; estos alegres y
divertidos, aquellos tristes y aburridos; pero todos impacientes por terminar
el trayecto, tal es la incomodidad que nos produce el estar observados por
extraños. El tranvía es como la vida humana: unos vienen, otros van, nacen y
mueren. Es como un mundo en miniatura, en el que unas personas nos agradan y a
otras las aborrecemos. Y a todo esto el tranvía, como gran teatro del mundo,
permanece insensible a quienes pasan por él.
2. Género: Se trata de un texto narrativo, con narrador interno y
autobiográfico en primera persona, perteneciente a un relato literario (al fin dejé de pensar... examiné uno por uno
a mis compañeros de viaje...). La modalidad predominante es la descripción
del espacio del tranvía (un espacio cerrado y ligeramente opresivo), pero más
que una descripción física, se muestran las actitudes de las personas que
viajan en el tranvía (esas otras personas no son tratadas como personajes con
entidad propia, ni se interrelaciona con ellas a través del diálogo); y, a modo
de digresión ensayística, se ofrecen luego las reflexiones que provoca este ir
y venir de pasajeros durante un tiempo corto que se asemeja al vivir humano.
3. Estructura y recursos
lingüísticos y estilísticos:
Estructura: Este fragmento narrativo, con narrador
interno en primera persona, se divide externamente en tres párrafos que se
corresponden con su estructura interna lineal:
1. Primer párrafo: el narrador observa las actitudes las
personas que se congregan en el
tranvía y experimenta la incomodidad
propia de quien observa y es observado por
extraños.
2. Segundo párrafo: el narrador identifica analógicamente
el tranvía con el tránsito de la
vida humana, donde unos entran —nacen— y otros salen —mueren.
3. Tercer párrafo: en conclusión, el tranvía es un mundo
en miniatura donde conviven las pasiones
humanas y donde unas personas nos agradan y otras nos resultan aborrecibles. Un mundo, el tranvía,
que siempre marcha corriendo ajeno a nosotros, sus
pasajeros.
Observamos, pues, que a partir de un hecho concreto (el
viaje en tranvía) se desarrolla una analogía (la identificación del tranvía con
la vida huma) y se extrae una conclusión universal: el homo viator, que viaja por un mundo indiferente a su viaje.
Características lingüísticas y estilísticas:
El texto se estructura formalmente en tres párrafos, pero
se trata de un fragmento perteneciente a un relato corto de Benito Pérez
Galdós. Estamos, pues, ante un texto
narrativo cuyo narrador, interno y autobiográfico en primera persona, busca
la identificación con el lector a través de la primera persona del plural
(“...personas que no hemos visto...”,
“¡Cuántos han pasado por aquí antes que nosotros!”,
“...nos agrada su aspecto...”). Con
todo, aquí prevalece la modalidad descriptiva, no física, sino como representación
de las actitudes de las personas que viajan en el tranvía; y, a manera de
digresión ensayística, se desarrollan luego las reflexiones que provoca este ir
y venir de pasajeros.
El texto presenta un nivel
de lenguaje formal, culto y literario, en consonancia con el público lector
al que va dirigido: una amplia clase media —y también alta—, preferentemente
burguesa y urbana. Este lenguaje cuidado introduce inclusive algún tecnicismo
sociológico propio de la época como frenológicos;
no obstante, se tiende a la sencillez, incluso a veces a cierto coloquialismo:
“otros... nos revientan...”, o como ese diminutivo en “las más sofocadas pasioncillas...”
La cuidada elaboración formal se manifiesta en una construcción sintáctica tendente a la
complejidad, con oraciones subordinadas y coordinadas sobre todo. Destacan
las oraciones coordinadas distributivas, que van agrupando paralelística y
simultáneamente los distintos tipos descritos en el tranvía: unos parecen no inquietarse... otros pasan
revista...; unos están alegres, otros tristes, aquel bosteza, el de más allá
ríe... La cohesión se lleva a
cabo por los habituales procedimientos léxicos y semánticos (repeticiones
léxicas, sustituciones léxicas, sinónimos, antónimos: unos, otros...; compañeros de
viaje, personas, viajeros; coche, cajón, vehículo...; alegres, tristes, nacer, morir...), los procedimientos gramaticales
(los imprescindibles elementos anafóricos —por ejemplo: compañeros de viaje < unos, otros—, elipsis —sobre todo la de
los sujetos anónimos: entran, salen;
nacen, mueren...—, y deícticos: allí,
siempre...), o los distintos marcadores textuales: pero al fin, que abre el texto, con valor adversativo y conclusivo,
para cerrar el pensamiento anterior del narrador —no incluido aquí en el
fragmento— y dar paso a la observación de los pasajeros; marcadores temporales
que sitúan la estancia en el tranvía (al
entrar, y en tanto...), de cierre de la serie de pasajeros (por último...) o de contraste entre los
mismos (otros, por el contrario...),
etc.
La función
lingüística básica es la representativa, si bien se incluye también
ocasionalmente la función expresiva y, en cuanto texto literario, es relevante
la poética. La función representativa se desarrolla sobre todo en la modalidad
descriptiva (la observación de las gentes en el tranvía) y en la larga
digresión —casi ensayística— que provoca lo observado. Por ello se impone una
intención generalizadora y objetiva, que se consigue mediante varios
procedimientos:
a) el predominio de
oraciones de modalidad enunciativa, lo que implica el uso de tiempos verbales
en indicativo, y especialmente en presente.
Tras introducirnos en la narración con el perfecto simple e imperfecto (dejé de pensar en lo que tan poco me
interesaba), el uso de los tiempos verbales ya se sucede en presente (un
presente habitual, reiterado en cada viaje del tranvía: unos parecen... otros pasan revista... sigue corriendo...);
b) utilización de un léxico
genérico (personas, mundo, la vida humana...)
y denotativo, con tendencia a lo abstracto (existencia,
pasiones, rencor, gozo...); así se logra trascender la anécdota para
convertirla en categoría;
c) la adopción de la
primera persona del plural (para incluir al lector, como un viajero más, en la
observación y las reflexiones: personas
que no hemos visto... nos vamos... les aborrecemos...);
Sin embargo, la inclusión en el fragmento de lo
reflexivo, de lo casi ensayístico, también introduce algunos elementos
subjetivos característicos de la función emotiva, como algunas exclamaciones (¡Cuán distintas caras y cuán diversas
expresiones!... ¡Cuántos han pasado por aquí antes que nosotros! ¡Cuántos
vendrán después!) y las referencias a los campos semánticos de las
expresiones, gustos e interacciones personales: unos parecen no inquietarse...
unos están alegres, otros tristes, los mil fastidios de la
existencia, excelentes personas,
disgusto, aborrecemos, rencor, gozo...
Y, por supuesto, tenemos múltiples recursos literarios que refuerzan la función poética. El más
destacado es la preferencia por la construcción binaria: así en la distribución
de los viajeros: “unos parecen no
inquietarse... otros pasan
revista...”; “unos están alegres, otros tristes, aquel bosteza, el de más allá
ríe...”; “contándose recíprocamente sus arrugas, sus lunares, y este o el otro accidente observado en
el rostro o en la ropa”; “el nacer y
el morir son como las entradas y
salidas...”; “siempre corriendo,
corriendo sobre las dos interminables paralelas de hierro, largas y resbaladizas...”. Esta tendencia a la bimembración se
formaliza asimismo en la frecuencia de los paralelismos, como si sobre esas dos paralelas de hierro se deslizara
también la sintaxis, y la propia novela en el tranvía. Esa sucesión binaria
crea un ritmo rápido, pero repetido y monótono, semejante al discurrir, al ir y
venir del coche; ritmo también intensificado por el asíndeton en oraciones como
“entran, salen; nacen, mueren...”, o
por repeticiones retóricas anafóricas y encadenadas: siempre recibiendo y soltando... siempre corriendo, corriendo...
Y, por otra parte, esa estructuración binaria se refleja
además no sólo en la visión dual de los caracteres observados, sino también en
la alegoría desarrollada: “imitación es esto de la vida humana” (con un
hipérbaton que subraya la imagen); el tranvía como símil del mundo y la vida
humana, y su entrada y salida como el nacer y el morir... Aparte de metáforas
más o menos brillantes (así “un mundo chico de pasiones en miniatura dentro de
aquel cajón” o la imagen calderoniana del teatro
del mundo), es destacable por su belleza el símil que contiene el final de
nuestra alegoría: “siempre corriendo, corriendo sobre las dos interminables
paralelas de hierro, largas y resbaladizas como
los siglos.”
La intención del autor no es lograr una mera descripción
de la realidad, sino expresar una visión subjetiva y al mismo tiempo
generalizadora. De ahí hipérboles como “los
mil fastidios de la existencia, hay un
mundo chico de pasiones en miniatura en aquel cajón...” Que realmente
importa más la reflexión que la descripción, lo demuestra la escasa
adjetivación, que además es más valorativa y expresiva que informativa: “el vehículo, remedo de la vida humana, siempre
recibiendo y soltando, uniforme,
incansable, majestuoso, insensible”, “las dos interminables paralelas de
hierro, largas y resbaladizas...”
5. b) Analice sintácticamente:
Dejé de pensar en lo que tan poco me
interesaba.
Analice sintácticamente (1 punto):
Dejé de pensar en lo que tan poco me
interesaba.
Dejé de pensar
|
en
|
lo
|
que
|
tan
|
poco
|
me
|
interesaba.
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NV(Perífrasis verbal)
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E
|
Det
|
N
|
Cuant.
|
N
|
N
|
NV
|
SN-Sujeto
|
SAdv-CCCantidad
|
SN-CI
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SV-PV
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SN-T
|
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SPrep-CRég
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PP
|
PSub.
Adj. Sustantivada (CRég.)
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O. Comp. Sub. Adj.
Sustantivada en función de CRég.
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Oración compuesta
subordinada adjetiva sustantivada con función de CRég.
- Proposición
principal: Dejé de pensar
(perífrasis verbal, cuyo sujeto estaría omitido: yo). Enunciativa, afirmativa, activa, intransitiva.
- Proposición
subordinada adjetiva (sin antecedente expreso) sustantivada, que funciona
como CRég. de la principal: en lo
que tampoco me interesaba. Enunciativa, afirmativa, activa,
intransitiva.
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